El Primer Anal de Jamie, Un Placer Casero

Descripción

La luz de las velas danzaba sobre las paredes del cuarto, proyectando sombras que se movían al compás de la respiración agitada de Jamie. Su cuerpo **pequeño** y delicado temblaba, una mezcla de nerviosismo y deseo recorría cada rincón. Esta noche, lo prohibido se volvería realidad. Semanas de fantasías susurradas, miradas robadas y una creciente llama de pasión entre ellos, llegaban a su clímax. Él entró, sus ojos hambrientos de ella. Sus manos acariciaron su rostro, sus pulgares dibujando el contorno de sus mejillas. Le susurró palabras de aliento, de lo hermosa que era, de cuánto la deseaba. Su tacto era electricidad, un escalofrío recorría su espalda. Cerró los ojos, dejándose llevar. La intimidad crecía, cada toque encendía un fuego dentro de ella. Un beso lento y profundo, una mordida juguetona en el lóbulo de la oreja, y luego, el momento que ambos anhelaban. Él la giró, sus manos en sus caderas, guiándola suavemente. Su respiración se entrecortó. Esto era nuevo, territorio inexplorado. Una mezcla de miedo y excitación recorrió sus venas. Comenzó lentamente, susurrando palabras de consuelo. El ardor inicial se transformó rápidamente en una ola de placer, una sensación que se extendió por todo su cuerpo. Ella arqueó la espalda, sus manos agarradas a las sábanas, perdida en el momento. Era una danza de exploración, de descubrimiento, una sinfonía **casera** de gemidos y jadeos. Las barreras se rompieron, las inhibiciones se desvanecieron. Era crudo, real y absolutamente embriagador. Se deleitó con la sensación, con la conexión, con la vulnerabilidad. Fue un momento de puro placer, sin adulterar. Ya no era solo Jamie; era una mujer experimentando todo el espectro de su sexualidad por primera vez. La abrazó después, susurrando dulzuras, el resplandor posterior era un cálido abrazo. Era un recuerdo grabado para siempre en sus corazones, un testimonio de su vínculo y de la emoción de lo desconocido. Fue, sin duda, una noche para recordar, su primera.