Alex y Nika: Vacaciones Prohibidas en Miami
Descripción
El sol de Miami calentaba, pero no tanto como la mirada de Nika hacia Alex, su nueva hermanastra. Compartían habitación, ahora también cama, un acuerdo que sus padres, ajenos a la realidad, consideraban un gesto de unión familiar. Nika, sin embargo, veía en Alex algo más que una hermana. Sus curvas latinas, generosas y voluptuosas, eran la encarnación del deseo. Sus pechos grandes, desafiaban la seda fina de su camisón, y el simple hecho de verla estirarse era una provocación. La primera noche, el aire se cargó de deseos tácitos. Nika fingió dormir, pero cada movimiento de Alex, cada roce en la cama, la excitaba. El aroma de Alex, una mezcla de bronceador y feminidad, era embriagador. Una mano, fingiendo torpeza, rozó la de Alex, provocando una descarga eléctrica en ambas. Alex no se apartó. A la mañana siguiente, Nika despertó con el brazo de Alex sobre ella, una intimidad casual que la aterrorizaba y excitaba a partes iguales. Los días se convirtieron en una borrachera de playa y miradas robadas. En la habitación, la tensión era palpable. Una tarde, Nika encontró a Alex en el baño, saliendo de la ducha. Su piel mojada brillaba, y sus nalgas prominentes se insinuaban bajo la toalla. Nika sintió un impulso incontrolable. Sabía que estaba mal, pero la atracción era más fuerte. “¿Necesitas ayuda?” susurró, con la voz temblorosa. Alex se giró, conectando sus miradas. Una sonrisa lenta se dibujó en su rostro. “Quizás,” susurró, dirigiendo su mirada al cuerpo de Nika. Empezaron los juegos de aficionadas, una maraña de extremidades y promesas susurradas. Nika sintió el calor de la excitación, una mezcla de culpa y lujuria. El sentimiento se intensificó con cada caricia. Sus manos exploraron las curvas de Alex, la suavidad de su piel. Esto era la fruta prohibida. Esto era todo. El POV era perfecto. Se besaron, un beso profundo y hambriento que expresaba todos los deseos que ardían bajo la superficie. El aire se llenó con el aroma de su excitación mezclada. Los gemidos de Alex llenaron la habitación, el sonido de la latina caliente entregándose al momento. El clímax fue explosivo, una liberación de toda la tensión acumulada. La terapia familiar, las vacaciones y todas las reglas desaparecieron en el calor de su pasión.
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